Cada vez somos más,
por no decir que ya la gran mayoría de las personas, las que poseemos un
maravillo teléfono móvil con acceso a internet para así poder estar en contacto
con nuestros amigos las 24 horas del día.
WhatsApp, Tuenti,
Twitter y todas esas redes sociales a las que accedemos a través del móvil,
están causando una dependencia bestial
en la vida de las personas. Cuando hablo de dependencia, quiero recalcar a
todas esas personas que no pueden salir de casa sin llevar el móvil encima, o
de todas esas que estén donde estén lo tienen no a mucho mas de un metro de
distancia. Ya no hablamos en casa con nuestros padres, hermanos, ya que tenemos
algo mejor que hacer, evadirnos de todo, con la ayuda de nuestro magnífico
móvil.
Ya no existen esas
ganas de quedar con un amigo para contarle tus cosas, tus problemillas, sencillamente
porque ya que lo has hecho previamente por el móvil. Cuando te encuentras en
directo con él, no tienes una conversación que entablar, cosa que nunca antes
había ocurrido.
Hemos optado por
usar el móvil como un recurso para poder decir las cosas con mayor libertad.
Son muchas las parejas que se dejan por WhatsApp, ya que resulta mucho más
sencillo no tener que ver la reacción de la otra persona al decirle que no
quieres estar con ella, que te gusta otra persona, o peor aún, que has dejado
de quererla. Tras la pantalla, nos sentimos fuertes, valientes, ya que no
tenemos que soportar reacciones ajenas, que no entendemos, que no compartirnos,
que nos resultan pesadas. Si un mensaje no te interesa, los ignoras, lo borras
y listo!
Nos crecemos de una
forma irónica, empezamos a teclear sin control, mostrando todos nuestros
pensamientos, incluso diciendo cosas que nunca pensabas que dirías, cosas que
si tuvieras que decir en directo callarías, envenenándote por dentro. Ahí es
donde dejamos al descubierto la hipocresía que caracteriza nuestra comunicación
digital. Siempre, hasta que inventaron los móviles la gente se comunicaba en
directo, de una forma sencilla y fluida, pero, ¿qué ha cambiado? ¿por qué ahora
es tan complicado? Deberíamos plantearnos que nosotros mismos lo hacemos
complicado al dejarnos intoxicar por esos aparatitos que tanto queremos y
adoramos.
También me gustaría
apuntar que soy un ejemplo de todo lo anteriormente mencionado. Mi pregunta es,
¿podríamos soportar una vida sin BlackBerry, ni iPhone? Y si vamos más allá,
¿por qué?
Claudia Gómez
Muñoz
1º Bto A
No hay comentarios:
Publicar un comentario