sábado, 20 de octubre de 2012

LAS NUEVAS FORMAS DE RELACIONARSE


Cada vez somos más, por no decir que ya la gran mayoría de las personas, las que poseemos un maravillo teléfono móvil con acceso a internet para así poder estar en contacto con nuestros amigos las 24 horas del día.
WhatsApp, Tuenti, Twitter y todas esas redes sociales a las que accedemos a través del móvil, están  causando una dependencia bestial en la vida de las personas. Cuando hablo de dependencia, quiero recalcar a todas esas personas que no pueden salir de casa sin llevar el móvil encima, o de todas esas que estén donde estén lo tienen no a mucho mas de un metro de distancia. Ya no hablamos en casa con nuestros padres, hermanos, ya que tenemos algo mejor que hacer, evadirnos de todo, con la ayuda de nuestro magnífico móvil.
Ya no existen esas ganas de quedar con un amigo para contarle tus cosas, tus problemillas, sencillamente porque ya que lo has hecho previamente por el móvil. Cuando te encuentras en directo con él, no tienes una conversación que entablar, cosa que nunca antes había ocurrido.
Hemos optado por usar el móvil como un recurso para poder decir las cosas con mayor libertad. Son muchas las parejas que se dejan por WhatsApp, ya que resulta mucho más sencillo no tener que ver la reacción de la otra persona al decirle que no quieres estar con ella, que te gusta otra persona, o peor aún, que has dejado de quererla. Tras la pantalla, nos sentimos fuertes, valientes, ya que no tenemos que soportar reacciones ajenas, que no entendemos, que no compartirnos, que nos resultan pesadas. Si un mensaje no te interesa, los ignoras, lo borras y listo!
Nos crecemos de una forma irónica, empezamos a teclear sin control, mostrando todos nuestros pensamientos, incluso diciendo cosas que nunca pensabas que dirías, cosas que si tuvieras que decir en directo callarías, envenenándote por dentro. Ahí es donde dejamos al descubierto la hipocresía que caracteriza nuestra comunicación digital. Siempre, hasta que inventaron los móviles la gente se comunicaba en directo, de una forma sencilla y fluida, pero, ¿qué ha cambiado? ¿por qué ahora es tan complicado? Deberíamos plantearnos que nosotros mismos lo hacemos complicado al dejarnos intoxicar por esos aparatitos que tanto queremos y adoramos.
También me gustaría apuntar que soy un ejemplo de todo lo anteriormente mencionado. Mi pregunta es, ¿podríamos soportar una vida sin BlackBerry, ni iPhone? Y si vamos más allá, ¿por qué?

Claudia Gómez Muñoz
1º Bto A

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